14.4.08

Alfa Centauri; unos vecinos con aires de superioridad

Tenemos como vecinos estelares más próximos a unos que aunque quizá no se vanaglorien por poseer una familia planetaria tan extensa como la de nuestro Sistema Solar, sí se sienten orgullosos por formar parte de un grupo de estrellas allá donde nosotros sólo tenemos una; desde un punto de vista astrofísico, el sistema de Alfa Centauri nos lleva la delantera. Son tres estrellas prometedoras contra la solitaria figura de nuestro Sol.

Es como si de los vecinos arrogantes de enfrente se tratara. Nosotros sólo tenemos un hijo; ellos tres. Y no intentan precisamente evitar la situación de deshonor que creen que ello supone para nosotros. En absoluto, siempre que pueden nos lo recuerdan. Cada vez que miramos a Alfa Centauri (aquellos que tengan acceso al firmamento meridional, ya que sólo es visible desde el hemisferio sur), su luz brillante y majestuosa (no en vano es la tercera estrella más brillante del cielo) parece sugerir que no olvidemos que en realidad no está sola en el espacio, como el Sol, sino muy bien acompañada por otros dos astros, uno de los cuales es casi un calco de ella y un otro que, aunque tenue e insignificante, cierra y armoniza el círculo estelar de todo su sistema.

Esta afrenta cósmica nunca hubiese tenido lugar si los astrónomos de la Tierra no estuvieran tan entusiasmados en observarlo y descubrirlo todo. Tras efectuar una serie de mediciones de la paralaje de Alfa Centauri (también llamada Rigel Kentaurus)[1], en 1840 se llegó a la conclusión de que esta estrella estaba muy cerca, mucho más que ninguna otra conocida. De hecho, el ángulo de la paralaje medido era muy grande, de 3,75 segundos de arco, lo cual correspondía a una distancia de nosotros extremadamente corta; sólo 4,3 años luz. Alfa Centauri se convertía así en la estrella más próxima al Sol.

Los análisis de su luz mediante el estudio de su espectro nos mostraban a una Alfa Centauri muy poco extraordinaria. Se trataba de un astro que, a priori, era muy similar al Sol. Su tipo espectral era G2V, exactamente el mismo que el de nuestra estrella, es decir, una enana amarilla corriente que pertenecía a la secuencia principal (una larga fase en la vida de las estrellas como el Sol en la que queman tranquilamente el hidrógeno en helio mediante la fusión nuclear). Por tanto, si era tan brillante (magnitud –0,04) era debido exclusivamente a que se encontraba muy cerca. Alfa Centauri tendría asimismo una temperatura superficial casi idéntica a la del Sol, aproximadamente unos 5.800º K, y su luminosidad total no sería mayor que una vez y media la de nuestra estrella. Por otra parte, sus dimensiones, las cuales pueden saberse al conocer su brillo real y su temperatura, era de 1,07 veces la del Sol. En resumen, la estrella más cercana al Sol resultaba ser su hermana gemela.

El problema vino en 1889, cuando los astrónomos de la Tierra pudieron descubrir que esta estrella en realidad no estaba sola en el espacio; tenía una compañera. Para más inri, esta segunda estrella es muy parecida a la primera, casi como su verdadera gemela. Ambas, como buenas hermanas, giran una en torno a la otra, como si jugasen eternamente al corro, en un periodo de unos 80 años, aproximadamente una vida humana. A veces se acercan hasta sólo 15 unidades astronómicas (15 veces la distancia Tierra-Sol), mientras que otras se separan al triple de distancia, tal vez debido a rabietas infantiles incontrolables. Esta segunda componente es un poco menos brillante (magnitud 1,17) debido a que es un poco menos masiva (0,85 veces la masa solar, en comparación con las 1,1 veces la masa solar de Alfa Centauri A), lo cual unido a su superior tamaño (1,22 veces el radio del Sol), provoca una temperatura más baja, de acuerdo a su tipo espectral (K1V).

Así, el Sol se quedó aislado, desamparado: Alfa Centauri tenía su propia gemela (figura 1), despreciando como tal al Sol y relegando a este a una vagabundeo solitario para siempre. Pero la humillación aún no había acabado. Si no era ya suficiente irritación para el Sol tener que pasar a un segundo plano dentro de la población de estrellas cercanas a él por su carácter estelar antisocial y su apatía a compañerismos de cualquier clase, las cosas iban a empeorar con el descubrimiento de Proxima Centauri. 1915 es un año que se recuerda con entusiasmo por muchos científicos terrestres porque fue el momento cumbre de Albert Einstein (1879-1955), al completar su teoría de la relatividad en las aulas del Kaiser Wilhelm Institute de Berlín. Pero ese mismo año también se recordará como el que acabó de martirizar al Sol como ermitaño estelar. Aunque separada unos 2 grados de distancia de la pareja de Alfa Centauro, el descubrimiento de Proxima Centauri, cuya paralaje arrojaba un valor de 0,89 segundos de arco (lo que traducido equivalía a 3,65 años luz, aunque posteriormente se afinó el valor correcto hasta 4,27 años luz), hizo temer que se tratara de otra compañera de la ya ex-gemela del Sol. Si Proxima hubiese sido observada al otro lado del firmamento estrellado no hubiera habido motivos para sospechar conexión alguna, pero su cercanía al par principal y la distancia casi idéntica llevaron a los astrónomos a sugerir su posible relación con Alfa Centauri.



Figura 1: comparación entre el Sol y Alfa Centauri, a escala. (K. Croswell).

¿Es cierta esta relación? Lamentablemente, parece que sí. En los aledaños interestelares de la región del espacio que rodea al Sol la distancia media que existe entre dos estrellas independientes es de aproximadamente 7 años luz. La separación entre Alfa Centauri y Proxima Centauri es de sólo 0,19 años luz, ochenta veces menos. Esto puede dar una idea de la posible ligadura entre el sistema mayor y esta pequeña componente, tan tenue que es necesaria observarla con telescopio.

El Sol y sus vecinos
Sol- AlfaCentauri A- AlfaCentauri B- Proxima
Color Amarillo Amarillo Anaranjado Rojo
Tipo espectral G2 G2 K1 M5
Temperatura 5800 K 5800 K 5300 K 2700 K
Masa 1.00 1.09 0.90 0.1
Radio 1.00 1.2 0.8 0.2
Luminosidad 1.00 1.54 0.44 0.00006
Distancia(años-luz) 0.00 4.35 4.35 4.22
Edad (miles de millones de años) 4.6 5 – 6 5 – 6 ~1?

Tabla 1: algunas características del Sol comparadas con las del sistema estelar de Alfa Centauri.

No obstante, al conocer la edad de Proxima (de alrededor de mil millones de años, una quinta parte de la del Sol o la pareja Alfa Centauri) ha habido dudas al respecto. Si se supone que las tres estrellas se formaron en grupo ¿cómo es que Proxima es tan joven? Además, este astro tiene un comportamiento extraño; en ocasiones aumenta drásticamente su luminosidad, lo cual evidencia una naturaleza distinta al par principal. ¿Qué le ocurre a Proxima, por qué motivo muestra esas alteraciones? ¿Se siente acaso discriminada al no ser tan grande, luminosa y espléndida como sus dos hermanas (figura 2) y por ello lanza esos berrinches en forma de luz y radiación desatada?



Figura 2: Alfa Centauri, en una fantástica fotografía del DSSS. (DSSS Project)

Pobre Sol. Ha quedado relegado a un lastimoso segundo plano. Ahora sus presuntuosas e insolentes vecinas alardean constantemente de su superioridad, de su “familia”. No obstante, el Sol replica a su favor que posee al menos un planeta con vida, y además, vida inteligente. ¡Ja! ¡La cagaste, Alfa Centauri!. Pero, en realidad, parece que la historia tiene un final feliz sólo de momento. Las características físicas de Alfa Centauri son prometedoras para buscar vida en algún planeta que pueda tener. A medida que se avance en el desarrollo de nuevas técnicas de detección de exoplanetas, uno de los lugares más obvios dónde buscar será precisamente en las estrellas parecidas al Sol que estén cerca. Y la mejor candidata, claro, es Alfa Centauri. Se puede argumentar en contra el hecho de que esta estrella sea un sistema doble cerrado, pero tampoco faltan las investigaciones teóricas que sugieren que incluso en esas circunstancias, la vida puede florecer. Si a ello le sumamos el hecho de que las dos Alfa Centauri van a vivir casi tanto como el Sol, entonces las probabilidades de que, en algún momento, pueda originarse vida en planetas que las orbiten son, quizá, muy altas. ¿Vida inteligente? No es muy probable, pero Alfa Centauri ya ha dado muchas sorpresas. ¿Quién dice que, tal vez, no hiera una última vez y para siempre el amor propio de nuestro infeliz Sol?

- Bibliografía y direcciones de interés:

- Alfa Centauri, S. Pellegrini, ASTRONOMÍA, sección Estrellas y constelaciones, págs. 12-13, Orbis, 1992.
- http://homepage.sunrise.ch/homepage/schatzer/Alpha-Centauri.html

[1] La paralaje es una técnica astronómica que permite, midiendo la variación de la posición de un objeto sobre el fondo estrellado a lo largo de un periodo grande de tiempo, conocer su distancia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

I аm questionіng at what age we begin to become wіser and pаy no heeԁ to all this rubbish.


Mу blog рost :: http://www.saltandprepper.info

tonyon dijo...

...necesitamos VELOCIDAD hiper-lumínica y el Tiempo de los Inmortales (Bioprinting 3D, Telomerasa...) para conquistar el ESPACIO...

tonyon dijo...

...viaje interestelar... a: los pasajeros suben en el ascensor-espacial hasta la nave que les espera en el asteroide Tutatis, al que colocamos hace ya tiempo en órbita geoestacionaria...LA NAVE DESPEGA►... b: 354 días a 1 G (9.8 mts/seg²) de ACELERACIÓN CONSTANTE (resuelto el problema ingravidez), la nave con sus poderosos motores cohete de Antimateria funcionando sin descanso... c: la nave alcanza Velocidad-Luz y...desaparece...entrando en la "dimensión Supralumínica" donde hay un vacío absoluto y perfecto, ya no hay colisiones contra nada...y sigue viaje a velocidad superlumínica... d: la nave alcanza la mitad del trayecto..."señoras y señores cinturones por favor, durante unos minutos con los motores en Off estaremos en ingravidez durante la maniobra"...la nave gira 180º sobre su eje vertical...motores On de nuevo y empieza a frenar... end: la nave baja de velocidad-luz y...aparece...desciende de nuevo a la "dimensión Infralumínica"...354 días decelerando y la nave está a velocidad cero, el pasaje desembarca en destino, un planeta de la Alpha Centauri B.

tonyon dijo...
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