25.3.08

El camino del hombre



Nuestro sendero vital se engarza con el de las estrellas. Tanto nosotros como ellas partimos de un único punto de energía, en el primer instante de la eternidad. Tomamos forma a partir de la creación sideral, y nuestra conciencia acabó por prender, por fin, en el espacio casi sin sustancia. A muchos eones vista, el destino es el mismo origen; fusionarnos con la materia y la imaginación del Cosmos. Somos los descendientes de las estrellas, pero ¿cuántos de los hombres se atreven a brillar con luz propia? Muchos de los que nos rodean prefieren hacerlo con luz opaca, existiendo como simples reflejos inútiles de portentosos fuegos ajenos. Si procedemos, en efecto, de lo alto, de lo más alto y glorioso que jamás haya existido, hay que honrar a nuestros ancestros, y nada mejor para hacerlo que resplandecer por nosotros mismos.

(Publicado en El Hermitaño el 21 de octubre de 2007)

3 comentarios:

Cariátides dijo...

Una verdad irrefutable. Amigo Hermitaño, veo que te gusta navegar por la naturaleza humana.

Más saludos

elHermitaño dijo...

Sí, amiga, aunque en ocasiones seamos algo pedantes... xD

Gracias por el comentario, un abrazo.

Anónimo dijo...

caminar... siempre... aprendiendo... paso a paso... y llenándonos de luz!!!!

elviajerodelfaro.blogspot.com